22 Abr SALUDOS DESDE GEORGIA (Y LA NUEVA LEY ELECTORAL)
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POR: ARQ. CARLOS MARTIN QUINTERO ORCI
En este momento, un servidor se encuentra en un agradable lugar llamado Fayetteville, al sur de Atlanta, Georgia. Este estado es algo diferente de lo que los sonorenses estamos acostumbrados a ver en Arizona y California. Es parte de la famosa “Dixieland”, que hace referencia a los estados del sureste de Estados Unidos, especialmente aquellos que se separaron de la unión para formar los Estados Confederados de América (1860-65). La teoría tal vez más aceptada del origen del término “Dixie” es que se debe a Jeremiah Dixon, un agrimensor de la línea Mason-Dixon, que definió la frontera entre Maryland y Pensilvania.
La arquitectura residencial se caracteriza por sus amplios porches y techos muy inclinados a dos o más aguas, y porque es muy común ver en ciertas zonas grandes propiedades que hace que las casas queden muy distanciadas unas de otras, en medio de grandes áreas verdes o zonas semi-selváticas, muy tupidas de árboles y arbustos, en donde en ocasiones es posible apreciar de cerca la fauna del lugar.
Mientras que en Hermosillo es árido, con una topografía de grandes extensiones planas y el horizonte dominado por cerros, aquí es lo opuesto: muchos lagos y lagunas, topografía con marcadas variaciones de nivel, y ausencia de cerros en el horizonte. Y en cuanto a su gente, por todo lo que se ve en los medios, uno esperaría toparse en algún momento con hostilidad racista, pero eso está lejos de la realidad. La gente de por estos rumbos es muy amable. Es obvio que también tiene que haber racistas, pero tampoco es que se esfuercen por demostrarlo. Hay, por cierto, un alto porcentaje de personas de raza negra, y en cuanto a inmigrantes latinoamericanos, muchos son de Colombia.
Es de notar el alto nivel de politización y polarización en este país. Y si algo ha dado mucho de qué hablar aquí en los últimos días es el haberle quitado a la ciudad de Atlanta -debido a la nueva ley de votación del estado de Georgia, que disgustó al lado demócrata- el juego de estrellas del béisbol de grandes ligas, que estaba programado para jugarse aquí este año, con el pretexto de que esa nueva ley es “racista”.
No es la primera vez que la izquierda echa mano de la cultura de la cancelación (o piensas como nosotros, o te boicoteamos y censuramos) contra este estado, tratando de imponer sus dictados, haciéndole “manita de cochi” en donde más le duele: en la economía. Hace poco, también lo hizo cuando se aprobaron leyes pro-vida. Desgraciadamente, hay grandes empresas y entidades deportivas de alto nivel que se han prestado a este tipo de maniobras. En el caso del juego de estrellas, el comisionado de las grandes ligas, Rob Manfred, citó como justificación “nuestros valores como deporte”. ¿Desde cuándo el deporte es para apoyar causas políticas (aunque las etiqueten como “sociales”)?
Y es que el socialismo normalmente promueve la lucha de clases (divide y vencerás; a río revuelto, ganancia de pescadores) para lograr sus objetivos. Pero en el caso de Estados Unidos, eso es más difícil, debido a que hay mucho bienestar y no hay tanta desigualdad, además de que existen los seguros de desempleo y los beneficios del “welfare”. Entonces lo que se promueve es la lucha de razas, la agitación racial, denunciando racismo –real o imaginario- por cualquier cosa, así como la práctica del revisionismo histórico, satanizando cualquier cosa, por mínima que sea, que tenga algo que ver con la Confederación, llegando a extremos tan absurdos –por citar un ejemplo- como el de cancelar en alguna ocasión un concierto de música country, por el único y simple hecho de que el nombre del grupo que se iba a presentar es “Confederate Railroad”.
Pero volviendo a lo de la nueva ley de votación (en Estados Unidos, cada estado tiene sus propias leyes electorales), ¿en qué consiste? Pues simplemente en poner algunas regulaciones al proceso electoral, ya que había demasiada laxitud en su control. Por ejemplo, en lo de los votos por correo (en ausencia). Antes, para votar así, sólo se firmaba una solicitud y ya, lo que abría la posibilidad de que se enviaran muchos votos a nombre de personas ya fallecidas, como ocurrió en las elecciones presidenciales del 2020, para beneficio del lado demócrata. Así que la nueva ley manda ahora algo muy sencillo pero a la vez de sentido común: que quien quiera votar en ausencia, debe ahora identificarse de alguna manera. Y por no convenir estas regulaciones a la causa demócrata, es que éstos nuevamente han optado por sacar la carta del “racismo”.
Dicen, además, que este tipo de leyes son innecesarias, porque el fraude electoral en Estados Unidos es extremadamente raro. ¡Por favor! Qué bueno que en México el proceso electoral está bien controlado. Pero no debemos confiarnos, porque ya hay alguien por ahí que últimamente ha estado denostando al INE, y sembrando en sus seguidores la idea –como siempre- de que si su partido pierde en las próximas elecciones, será porque hubo fraude.
Carlos Martín Quintero Orcí
Puntos curriculares:
*Arquitecto con experiencia en todo tipo de proyectos.
*Colaborador de INCIDE desde el 2001.
*Historiador aficionado de la ciudad de Hermosillo.
*Escritor en diferentes medios acerca de diferentes temas.
*Fotógrafo del paisaje y de la construcción.
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