19 Dic Drones como inversión y no como juguetes
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En esta temporada y con la llegada de la Navidad, aguinaldos, fondos de ahorro y todo lo que implique ahorro anual, he escuchado decir a algunos Papás que les comprarán a sus hijos algunos drones para que se diviertan, como si de juguetes inofensivos se trataran.
Es importante conocer este tipo de equipos, que, si bien son divertidos y algunos portan cámaras para realizar tomas fotográficas o de video, también al no conocer su funcionamiento y hacer mal uso de ellos pueden ocasionar daños a las personas y a los bienes públicos o privados. Los drones por muy pequeños o inofensivos que parezcan son un peligro en potencia.
Entendamos de inicio que un dron hace referencia a un vehículo aéreo no tripulado (VANT), un término que en inglés se conoce como UAV o Unmanned Aerial Vehicle, aunque algunas personas también los denominan como Remotely Piloted Aircraft System (RPAS). En definitiva, se trata de una aeronave que vuela sin tripulación.
Estos equipos aéreos y manejados de forma remota, pueden tener usos indistintos y su empleo puede poner en riesgo dos elementos principales y vitales de cualquier grupo social: la invasión a la privacidad y la amenaza del espacio aéreo controlado por las autoridades (de ahí que en muchos casos está siendo regulado). El uso imprudente de este tipo de dispositivos puede poner en riesgo a las personas.
Como bien lo comentamos anteriormente, estos funcionan de forma remota por medio de controles de radio frecuencias y también pueden ser controlados desde cualquier teléfono celular inteligente por medio de las aplicaciones móviles que vienen incluidas con el equipo aéreo. Los drones pueden ser de ala fija o de ala rotatoria también conocidos como multirotores (comercialmente más comunes) y dependiendo del tipo que se elija variará su peso, que van desde los 280 grs., hasta los 25 kgs., con una autonomía de vuelo que oscila desde los 15 minutos hasta dos horas dependiendo del modelo utilizado, y pueden incluir cámaras RGB, multiespectrales, FLIR y en su mayoría sistemas de posicionamiento satelital como GPS o GLONASS. Estos equipos no tripulados son capaces de mantenerse en vuelos bastante controlados y de manera discreta y el funcionamiento de los mismos están basados en motores eléctricos, o de explosión. Sus diseños le dan la sustentación requerida para conservar el desplazamiento y maniobrar fácilmente en el aire.
Debemos saber que este tipo de vehículos al inicio eran de uso exclusivo de las fuerzas armadas, con las cuales se hacían vuelos de reconocimiento y muchas veces también se utilizaron para realizar ataques aéreos, sin embargo, poco a poco se fueron introduciendo al uso civil por los grandes beneficios que empezaron a tener y su comercialización se masificó, por lo que aquí es donde entramos en una disyuntiva, pues al tener un fácil acceso a la compra de dichos equipos, se empezó a perder el control de lo que surcaban los cielos y se tuvo que empezar a regular.
Estos equipos al ser ya una realidad en el uso civil, ha hecho que cualquier ciudadano pueda tener acceso a la compra de cualquier aparato de estos en tiendas departamentales y algunas tiendas exclusivas para este tipo de productos. La industria de los drones dio un salto enorme y comenzaron a surgir fabricantes locales de estos dispositivos y hasta kit’s para que las personas armaran sus propios equipos en casa.
La mayoría de estos equipos tienen muchos beneficios, sin embargo, a pesar de todo eso, expertos en seguridad y navegación temen los efectos que causa la venta indistinta y sin control de esta tecnología, como la invasión a la privacidad y la seguridad. Hay quien dice que “pueden ser un riesgo para la navegación aérea y un arma terrible el día que los terroristas reparen en ellos. Incluso constituyen una amenaza para la intimidad, pues están ya en condiciones de convertirse en un gran hermano que invade nuestra intimidad desde el aire”.
Dentro del rubro de la seguridad hay que considerar que, para utilizar estos equipos, la gran mayoría de ellos también te piden el acceso a internet para poder actualizar el firmware que tienen o en su caso descargar los mapas de vuelo que utilizan y poder posicionarse de acuerdo a la señal satelital, por lo que esto igualmente conlleva un riesgo si no se sabe controlar dicho acceso. Al registrar el equipo en línea, se están otorgando permisos para que las compañías fabricantes obtengan datos como: nombre, edad, ubicación y accesos a los audios y a las fotografías tomadas y los metadatos de las mismas (las cuales cuentan con geoposicionamiento) lo cual es muy intrusivo, porque en cualquier momento se puede activar la cámara de tu equipo y el fabricante tendrá acceso remoto a toda esa información sin que el usuario se de cuenta. Por este tipo de acciones, el gobierno de los Estados Unidos de Norteamérica prohibió el uso de cierta marca de drones en sus bases militares y en algunas agencias de seguridad porque la consideró como un riesgo para la Seguridad Nacional.
A pesar de que los fabricantes deben mantener actualizadas sus políticas de privacidad y con esto proteger adecuadamente la información de sus usuarios, es bien sabido que nunca se está exento a los ataques cibernéticos y que, gracias a ellos, los delincuentes pueden tener acceso a toda la información sensible que genere el usuario con los equipos conectados a la red. Es gracias a este otro punto por el cual los drones no pueden considerarse como un juguete al momento de analizar la compra, ya que conlleva mucho riesgo en la seguridad.
Ahora y a pesar de lo anteriormente expuesto, ¿podemos considerar a los drones como un juguete, el cuál pueda ser manejado por cualquier persona?
La respuesta en definitiva es no, no es un juguete, pues para el manejo de estos equipos se requiere de una gran responsabilidad en el uso para no violar ciertas normas de uso aéreo y de invasión a la privacidad, más las que vayan acumulando las autoridades conforme el uso se vaya haciendo continuo. Sumado a esto se debe tramitar una licencia para el manejo del dron ante las autoridades aeronáuticas, lo cierto es que todo dependerá del uso que vayamos a hacer de él, el tipo de dron que sea y el medio por el que se mueva, ya que podemos encontrarnos con una ley o normativa distinta en cada caso, pues no es lo mismo tramitar un permiso para un dron con un peso aproximado de 500grs., a tramitar un permiso para un equipo con peso mayor a los 3kgs., los trámites son distintos y el papeleo es mucho mayor en el último de los casos, en resumen, realizar un registro consiste desde el registro del dron con todo y número de serie, cursos autorizados para el operador del Dron, certificado de aptitud médica y que puedan expedirle su licencia de piloto de drones, así como un seguro de responsabilidad civil el cual deberá cubrir ciertos daños en pesos mexicanos, todo esto tiene un costo, el cual sumado al del equipo eleva por mucho el precio para ser considerado como un juguete cualquiera. El objetivo es proteger a los ciudadanos de cualquier peligro que pudiera derivarse del uso de tales dispositivos por personas que no cuenten con la formación adecuada o no sean conscientes de los peligros que entraña tal actividad.
¿Qué pasa si no se tramita el registro del dron ante las autoridades competentes y no se tiene una licencia para volarlo? Te puedes hacer acreedor a multas que oscilan los $ 200,000 mil pesos en Moneda Nacional, sumado a las multas que se puedan generar por volar en espacios aéreos no permitidos, como por ejemplo cerca de los aeropuertos o sitios históricos y/o arqueológicos protegidos por el INAH (Instituto Nacional de Antropología e Historia), por lo que aquí debemos preguntarnos ¿realmente vale la pena?
Llegando a este punto y si la respuesta es sí, entonces debemos considerar la compra del dron como una inversión, la cual se pueda recuperar en un mediano plazo, dependiendo del uso que se le dé.
Estos equipos, los cuales muchas veces pueden llegar a tener el tamaño de un pájaro, ofrecen un sinnúmero de posibilidades. Considerándolo como un equipo no precisamente para la diversión sino mas bien para darle un uso meramente profesional a las diversas funciones con las que cuentan, estos aportan muchos beneficios a sus usuarios.
Algunos sirven para inspeccionar cultivos y por medio de software de reconocimiento saber la salud de los mismos y con ello dirigir con precisión pesticidas y fertilizantes a las plantaciones, con lo que ahorran dinero a los agricultores al tiempo que reducen el riesgo ambiental, así mismo pueden inspeccionar grandes estructuras como generadores eólicos, torres de telecomunicaciones, granjas generadoras de energía solar y líneas de cableado eléctrico sin necesidad de arriesgar la vida de personas en estos trabajos que se consideran de alto riesgo, hoy día también son utilizados para encontrar víctimas en desastres provocados por diversos fenómenos perturbadores, ayudan a brigadas contra incendios a determinar las áreas devastadas y con ello planear el ataque al fuego, también han sido coadyuvantes en la predicción de incendios forestales al determinar por medio de algoritmos zonas vulnerables a incendios en época de estiaje, los utilizan para vigilar las fronteras o ya en el menor de los casos, se realizan fotos aéreas a bajo coste para cuestiones comerciales o de tipo social, entre otras muchas funciones que se pueden sacar de ellos.
Hemos visto casos de éxito en el uso de estos equipos en emergencias químicas, donde en lugar de acercar al personal en primera instancia al lugar del accidente, el dron se acerca y mide temperatura, muestra imagen de la pluma de gases, dirección y velocidad del viento y con esto permitir saber la manera de atender dichas emergencias.
Sin duda comprar un equipo de este tipo para que sea una alternativa de seguridad en ciertas funciones de riesgo es importante, pero mas importante es saber su manejo y la responsabilidad que esto trae.
Después de conocer el uso básico de estos equipos, espero que los Papás que nos leen reconsideren comprar a sus hijos un “juguete” de este tipo y las responsabilidades a las que se someterán y si aún así siguen considerando la compra, les deseamos el mejor de los éxitos en el manejo de los aparatos.
Para las siguientes entregas, abordaremos como estos equipos han ayudado en la Gestión Integral de Riesgos de Desastres y casos de éxitos que nos llevan a pensar que debemos normalizar su uso en estas tareas, aunque algunas autoridades todavía estén reacias ante el uso de estas tecnologías.
Desde esta trinchera, les deseo que tengan una feliz Navidad y un excelente inicio de año 2021.
FEDERICO RÍOS DOMÍNGUEZ
- Director de Seguridad, Construcciones SECABA SA de CV
- Piloto aficionado de drones
- Estudiante de la Escuela Nacional de Protección Civil, Campus Chiapas
Cel.- +52(722)170 50 66