02 Nov XÓCHITL GÁLVEZ (NO TODO LO QUE BRILLA ES ORO)
Primer acto: pasa Mickey Mouse caminando y se tropieza con una piedra. Segundo acto: vuelve a pasar Mickey Mouse y se vuelve a tropezar con la misma piedra. Tercer acto: otra vez pasa Mickey Mouse y otra vez se tropieza con la misma piedra. ¿Cómo se llamó la obra? Respuesta: Milky Way (pronunciado como “Micky güey”). Y parece que los mexicanos somos igual de güeyes, porque tampoco aprendemos de los errores.
En 2018 la gente votó por todo lo que fuera Morena, pese a ser un partido comunista, movidos por la ilusión de sacar al PRI y al PAN del poder. “Total”, decían, “no van a ser mas que seis años”. Pero seis años son muchos, y se puede hacer (y se ha hecho) mucho daño, además de que la experiencia demuestra que cuando, en Latinoamérica, un partido comunista llega al poder, luego ya no lo quiere soltar. Pero parece que México no aprendió la lección y está por repetir el mismo error, ahora con tal de sacar a Morena del poder.
Hasta el momento, las preferencias electorales están divididas básicamente entre dos candidatas: Claudia Sheinbaum, quien representa la continuación del actual desastre gubernamental, y Xóchitl Gálvez, quien promete componer todos los desarreglos cometidos en este sexenio, aunque en realidad no todos, porque si bien aparentemente apunta en la dirección correcta en asuntos sociales, políticos, institucionales, etc., no ocurre lo mismo respecto al problema de la ideología de género, y en el tema más importante de todos: el de la vida humana.
Gálvez ha expresado antes: “Abortar es una decisión individual de la mujer. Si toma esta determinación debe ser acompañada, no juzgada. Ninguna mujer más debe pisar la cárcel por decidir sobre su cuerpo” (sic). El pasado mes de julio, ya como aspirante a candidata por el Frente Amplio, se pronunció a favor de despenalizar el aborto. Y el partido por el que iba, el PAN (al que no está afiliada), que por cierto dista ya mucho de apegarse a los principios y valores que le dieron origen, no dijo nada al respecto. De hecho, cuando la invitaron a trabajar con este partido, comentó que estaba a favor del aborto, de “regular” la marihuana, y a favor de que las personas del mismo sexo se puedan “casar”. También ha dicho que, ideológicamente, se considera una mujer de izquierda (asegura provenir de la Liga Obrera Marxista y que es trotskista de origen). También se ha manifestado contra de las terapias para superar la homosexualidad. En estos temas fundamentales, más parece candidata de Morena que del Frente Amplio.Más recientemente, en relación al aborto, Gálvez dijo en una entrevista: “Mi postura es que encabezo un Frente Amplio donde caben diferentes posturas y seré respetuosa de cada una. Ya en mi calidad de Frente Amplio estoy obligada a respetar diferentes visiones”. Se puede interpretar fácilmente que está tratando de abarcar un espectro mayor de electores, pero sin llegar a manifestarse contraria al aborto.
Los mexicanos, que somos mayoritariamente católicos (aunque no lo parece) tuvimos la oportunidad de escoger a un aspirante de buenos criterios y valores en la persona de Ignacio Loyola, quien a final de cuentas no recibió ni siquiera 8,000 firmas de las 150,000 requeridas para competir por la candidatura del Frente Amplio. Pero es un resultado que no sorprende, ya que los mexicanos pensamos, razonamos y analizamos poco, y somos dados a formar nuestro criterio basados lo que nos dicen los medios, y como estos siempre se enfocaron en la Xóchitl, el resultado era previsible.
Aun así, todavía queda una esperanza. El actor Eduardo Verástegui, de sólidos valores cristianos, se registró para buscar la candidatura a la presidencia. En el no hay medias tintas ni dobleces. Ha mostrado claramente su desacuerdo con la imposición de la ideología de género y manifestó también que va en contra del aborto. Él debería ser el candidato obvio por quien se inclinara un pueblo que se dice cristiano, pero volvemos a lo mismo: el asunto de los medios, centrados sólo en la Xóchitl y en la Claudia. Y si algo mencionan de Verástegui, es para criticarlo.
Muchos argumentan que Verástegui no cuenta con experiencia política ni con un partido que lo respalde, y que su candidatura sólo conseguiría dividir a la oposición y así Morena se vería favorecido. Está de pensarse, pero si al pueblo mexicano de veras le interesan nuestros valores y nuestro futuro, lógico sería que se inclinara a favor del actor. Como él mismo dijo: “no se puede cambiar a México con los partidos y políticos de siempre”.
Carlos Martín Quintero Orcí
Puntos curriculares:
*Arquitecto con experiencia en todo tipo de proyectos.
*Colaborador de INCIDE desde el 2001.
*Historiador aficionado de la ciudad de Hermosillo.
*Escritor en diferentes medios acerca de diferentes temas.
*Fotógrafo del paisaje y de la construcción.
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