13 Sep Desplazados ambientales y la visión de la Iglesia Católica (primera parte)
En fechas recientes en la preparación de un taller sobre desplazados ambientales -a través de mi maestro Guillermo Cuenca- llegó a mis manos un documento que llamó poderosamente mi atención editado por el Bolletino Scala Stampa Dellla Santa Sede, Vaticano y denominado Orientaciones Pastorales sobre Desplazados Climáticos, fechado el martes 30 de marzo de 2021.
En la primera parte del presente artículo, hablaremos sobre los planteamientos que hace la Iglesia Católica a través de la Santa Sede de Ciudad del Vaticano.
Las Orientaciones Pastorales sobre Desplazados Climáticos, recogen hechos, interpretaciones, políticas y propuestas pertinentes al ámbito del fenómeno de desplazamiento por razones ambientales. La Iglesia menciona que estamos inundados de noticias e imágenes que muestran a pueblos enteros desarraigados de sus tierras a causa de los desastres de origen natural, provocados por el clima, por lo que se ven obligados a migrar.
Cuando las personas se ven obligadas a migrar porque el ambiente en el que viven ya no es habitable, nos puede parecer la consecuencia de un proceso natural, como algo inevitable. Sin embargo, el deterioro del clima es muy a menudo el resultado de decisiones equivocadas y de las actividades destructivas, del egoísmo y las negligencias, que ponen a la humanidad en conflicto con la creación misma.
El número enorme y cada vez mayor de personas desplazadas a causa de la crisis climática, se está convirtiendo rápidamente en una gran emergencia de nuestra época. Quienes han sido expulsados de sus hogares a causa de la crisis climática necesitan ser recibidos, protegidos, promovidos e integrados. En el citado documento se invita a tomar conciencia de la indiferencia de la sociedad y de los gobiernos ante esta tragedia.
La crisis climática es un término que se emplea cada vez más para transmitir una apremiante emergencia con respecto a la situación actual del cambio climático provocado por las actividades humanas.
Por otra parte, las Las Orientaciones Pastorales sobre Desplazados Climáticos hablan de la crisis climática como un término que se emplea cada vez más para transmitir una apremiante emergencia con respecto a la situación actual del cambio climático, provocado por la actividad humana.
Define a los desplazados climáticos, como aquellos individuos o grupos de personas que se ven obligados a abandonar su lugar de residencia habitual debido a una grave crisis climática. Los desplazamientos pueden surgir a causa de factores desencadenantes que se producen de forma repentina, principalmente fenómenos meteorológicos extremos como inundaciones, tormentas, sequías e incendios forestales, o procesos que se van desenvolviendo lentamente, como la desertificación, el agotamiento de los recursos naturales, la escasez de agua, el aumento de la temperatura y la elevación del nivel del mar.
La resiliencia climática es la capacidad de prepararse, adaptarse y responder a fenómenos y efectos relacionados con el clima. Mejorar la resiliencia climática implica comprender cómo la crisis climática generará nuevos riesgos y adoptará medidas para afrontar mejor estos riesgos.
El desplazamiento queda definido como aquella situación en la que las personas se ven obligadas a abandonar su lugar donde normalmente reside y a desplazarse a otro lugar, ya sea dentro del territorio nacional o del extranjero.
Las Orientaciones Pastorales sobre Desplazados Climáticos, indican que la Iglesia católica reconoce y valora dichos esfuerzos dirigidos al establecimiento de marcos jurídicos, recopilación de datos y procedimientos rigurosos de análisis sobre las consecuencias de la crisis climática, así como el compromiso de muchos agentes de la sociedad civil, en particular los jóvenes, para responder a este desafío.
El objetivo del multicitado documento es proporcionar algunas consideraciones clave, útiles para las conferencias episcopales, iglesias locales, congregaciones religiosas, organizaciones católicas, agentes de pastoral y todos los fieles católicos, a la hora de planificar su acción pastoral y desarrollar programas concebidos para brindar una asistencia eficaz a los desplazados climáticos.
Las Orientaciones Pastorales sobre Desplazados Climáticos elaborado por la Sección de Inmigrantes y Refugiados – Sector Ecología Integral del Discaterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral de la Santa Sede, plantea diez retos asociados al desplazamiento generado por el cambio climático y a sus víctimas, las cuales a decir del documento, sienta las bases de la planificación de acciones pastorales:
- Reconocer el nexo entre la crisis climática y el desplazamiento.
La temperatura media de la superficie terrestre aumentado aproximadamente 1.1 °C desde la época preindustrial. El actual ritmo de aceleración del calentamiento es mayor que los últimos 65 millones de años.
La crisis climática también representa una amenaza para los derechos humanos fundamentales, como el derecho a la vida, a un suministro adecuado de agua potable y alimentos, a una vida digna y a la salud.
La crisis está teniendo repercusiones desproporcionadas en grupos vulnerables como son los niños, las mujeres, las personas con discapacidad, los pueblos indígenas y las personas que viven en zonas rurales. El desplazamiento puede producirse debido a factores desencadenantes de aparición rápida sobre los fenómenos meteorológicos extremos, como inundaciones, tormentas, sequías e incendios forestales, o debido a procesos de aparición lenta, como la desertificación, el agotamiento de los recursos naturales, la escasez de agua, el aumento de las temperaturas y el incremento del nivel del mar.
La crisis climática ya está impulsando e intensificando los desplazamientos de personas. Tan sólo en 2019, hubo más de 33 millones de nuevos desplazamientos, lo cual elevaría el número total a casi 51 millones, la cifra más alta registrada. De esos 8.5 millones se produjeron como consecuencia de conflictos y violencia y 24.9 millones a causa de desastres de origen natural. En el primer semestre de 2020, se registraron 14.6 millones de nuevos desplazamientos; 9.8 millones como se consecuencias de los desastres de origen natural y 4.8 millones, a causa de conflictos y violencia. Se estima que, entre 2008 y 2018, más de 253.7 millones de personas fueron desplazadas como consecuencia de los desastres de origen natural, por lo que tales desastres desplazaron un número de tres a diez veces mayor que los conflictos armados en todo el mundo, dependiendo de la región.
Alrededor de 145 millones de personas viven tan solo a 1 metro por encima del nivel del mar y casi dos tercios de las ciudades del mundo, con una población de más de 5 millones de habitantes, están situadas en zonas amenazadas por la elevación del nivel del mar. Casi el 40% de la población mundial vive a menos de 100 km de una costa.
Se prevé, para 2100, que el nivel medio global del mar subirá hasta ser 0.77 metros, con un incremento de la temperatura mundial de 1.5 °C.
Por el otro lado especialistas temen que este aumento del nivel del mar provocará desplazamientos y migraciones a nivel global sin precedentes, incluso en los escenarios más optimistas con más se estima que para el 2050 entre 316 y 411 millones de personas en todo el mundo serán cada vez más vulnerables a las tormentas y a las inundaciones costeras.
Según el informe del Banco Mundial de 2018, se estima que para el año 2050, en en África Subsahariana, Asia Meridional, de América Latina, entre 31 y 143 millones de personas (aproximadamente el 2.8 de la población mundial) podría verse obligada a migrar dentro de sus países debido a la crisis climática.
El desplazamiento de un número significativo de personas conlleva un sinfín de problemas sociales, políticos y humanitarios, sobre todo cuando los países receptores carecen de los recursos y de la capacidad para gestionar desplazamientos a gran escala. La protección internacional que se brinda a las víctimas de los desplazamientos causados por el cambio climático es limitada, fragmentaria y no es siempre jurídicamente vinculante. en particular, los desplazados climáticos no siempre están incluidos bajo la definición de categoría que requiere protección y no están explícitamente reconocidos en la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados de 1951. Tanto cuando han sido desplazados dentro de las fronteras nacionales de su propio país, como cuando se desplazan a través de fronteras internacionales. basado en la anterior, debemos intensificar nuestros esfuerzos a nivel colectivo para avanzar hacia la promoción de las energías renovables, la energía verde, la reforestación, la agricultura sostenible y una economía circular, contribuyendo al mismo tiempo a frenar la deforestación y la degradación de los ecosistemas, haciendo especial hincapié en soluciones basadas en la naturaleza.
- Promover acciones de sensiblilización y divulgación:
El reto en este rubro es que hay muchas actitudes que se interponen en el camino de abordar eficazmente los retos que plantean los desplazados climáticos: se observan la negación, la indiferencia general, la resignación indolente, a la vez que un erróneo acceso de confianza en las soluciones técnicas de acuerdo al punto de vista del Vaticano.
El documento habla de sensibilizar a la Iglesia y a la comunidad sobre cómo nuestro estilo de vida moderno caracterizado por un excesivo consumismo, contribuye a la crisis climáticas, e inculcar un sentido de responsabilidad que genere un cambio o una adaptación de nuestro estilo de vida. El modo en que la humanidad trata el ambiente influye que es la manera en que se trata a sí mismo y viceversa. También plantea desarrollar programas educativos, dirigidos sobre todas las parroquias, en las escuelas católicas, para entonces desarrollar una actitud responsable respecto al comportamiento y al estilo de vida de las personas. Habla de mejorar la coordinación entre organismos eclesiásticos y reconocer que el cambio climático es una de las causas de la migración. Plantea el difundir y divulgar documentos fundamentales de la Iglesia, incluye las enseñanzas centrales sobre economía sostenible y centrada en las personas. Compartir las mejores prácticas de conversión ecológica integral, así como promover iniciativas concretas, dirigidas erradicar las disfuncionalidades sistémicas institucionales presentes en la economía mundial que afectan a la crisis climática y al desplazamiento y promover el diálogo ecuménico e interreligioso y la creación de redes para coordinar estos esfuerzos.
Un punto relevante en el documento es que menciona el aprovechamiento de los conocimientos de las poblaciones locales y comunidades indígenas y otros recursos humanos, a la luz de la doctrina social de la Iglesia para hallar soluciones enraizadas en la ecología integral.
- Proporcionar alternativas al desplazamiento
Desarrollar la resiliencia climática y adaptación exige aplicar enfoques multifacéticos y el compromiso de todas las partes interesadas. La Iglesia católica plantea el contribuir emprendiendo acciones tales como:
- Difundir información puntual de calidad y fiables sobre la crisis climática y los posibles riesgos asociados a territorios específicos. Garantizar la utilización de los conocimientos tradicionales, indígenas y locales, para complementar los conocimientos científicos la valoración del riesgo de desastres en la formulación y aplicación de políticas, estrategias y planes adaptados a sectores, localidades y contextos específicos, y adoptar un enfoque intersectorial.
- Facilitar programas de desarrollo creativos y respetuosos con la ecología, dirigidos a la asistencia de personas en riesgo de desplazamiento, así como proteger y fortalecer los medios de vida alternativos, la agroecología, la conservación de la comunidad, la educación, el ecoturismo y el uso sostenible de la tierra y el agua.
- Promover inversiones significativas, éticas y sostenibles, en infraestructuras, viviendas seguras y diversificación de los medios de subsistencia, para mejorar la resiliencia y la capacidad de adaptación de las personas en riesgo de desplazamiento.
- Desarrollar el empoderamiento inclusivo de las personas en riesgo de desplazamiento, prestando especial atención a los jóvenes y a los más vulnerables.
- Promover y ayudar para coordinar sistemas de migración planificada y voluntaria para que las poblaciones en situación de riesgo, de modo que la reubicación pueda gestionarse eficazmente durante un período de tiempo.
- Trabajar para garantizar, en la medida de lo posible, al mitigar las causas y los factores principales que favorecen el desplazamiento, como los conflictos y las devastaciones naturales causadas por la crisis climática.
- Preparar a las personas para el desplazamiento
Cuando el desplazamiento es en la práctica la única opción, las decisiones que implican cuándo, adónde y cómo trasladarse, suelen estar motivadas por situaciones de emergencia o se basan en información de dudosa calidad o percepciones incorrectas. además, la mayoría de las personas que se ven obligadas a desplazarse, no suelen estar preparados para hacer frente a las dificultades que esto supone.
Cuándo se da la necesidad de desplazarse por razones climáticas, la Iglesia Católica está llamada a participar de manera proactiva, en ayudar a preparar a las personas para el desplazamiento, proporcionar la información correcta y fidedigna. Esto podría ayudarles en las decisiones que deberían tomar antes de emigrar y mejorar su preparación, mediante el empoderamiento personal y comunitario
Las Orientaciones Pastorales sobre Desplazados Climáticos, proponen algunas medidas como las que se enlistan a continuación:
- Realizar un mapeo de aquellos territorios particularmente afectados por la crisis climática y el desplazamiento e identificar las poblaciones en situación de riesgo.
- Realizar un gráfico social y de los recursos de la comunidad donde llegarán o los albergarán, así como de la población desplazada en previsión de posibles desplazamientos, ayudar a identificar y preparar lugares para el asentamiento o la reubicación de aquellas comunidades más vulnerables a los desastres ambientales. introducir prácticas de reubicación planificada involuntaria, así como mejorar el nivel de participación y de consulta de todas las categorías de personas.
- Realizar un mapeo de las organizaciones comprometidas con el cambio climático y de los servicios que ofrecen en términos de suministro de información, y capacitación sobre el desplazamiento.
- Abogar por procesos de financiamiento simplificados, para dar prioridad a las comunidades más pobres y vulnerables, así como capacitar a las comunidades locales, para que puedan acceder al financiamiento lo antes posible con adecuadas medidas de transparencia y rendición de cuentas.
- Desarrollar programas de capacitación orientados a preparar a las personas para su integración, a largo plazo, y las nuevas comunidades, cuando la posibilidad de regresar a sus países de origen no es una opción viable.
5. Favorecer la inclusión y la integración
Los flujos migratorios, grandes y no regulados pueden abrumar a las sociedades y comunidades que los recibe, a la vez que pueden causar tensiones y conflictos de carácter social, religioso y de usos y costumbres. Si no se abordan las diferentes respuestas que se generan dentro de las comunidades de recepción, incluidas la indiferencia como el miedo, la intolerancia xenofobia, pueden ponerse en peligro los esfuerzos dirigidos a recibir cómo proteger, promover e integrar a los desplazados climáticos.
Para este punto la Iglesia Católica esta llamada involucrar a la sociedad y a preparar y animar a las personas a tener un espíritu de recepción y protección, estar dispuestas ydeseosas de extender su solidaridad a los desplazados climáticos, proporcionándoles refugio y condiciones adecuadas para su supervivencia, protegiendo sus derechos y dignidad, promoviendo su desarrollo humano integral, y facilitando los procesos de integración social, laboral y cultural.
Para este caso las Orientaciones Pastorales sobre Desplazados Climáticos establecen medidas como:
- Colaborar con los gobiernos para la promoción y realización de campañas de sensibilización, la organización de alojamientos seguros, el acceso a la asistencia social, incluidos los servicios médicos, la asistencia jurídica y los programas de capacitación.
- Desarrollar campañas de sensibilización sobre la crisis climática y el desplazamiento, que incluyan a la comunidad que los recibe y colaboren con ella a todos los niveles, para crear un entorno que favorezca la integración de los desplazados climáticos.
- Organizar alojamientos seguros y programas para los desplazados climáticos, prestando especial atención a los menores no acompañados y a la inclusión de personas vulnerables y las comunidades locales.
- Elaborar programas de capacitación y prestar asistencia para la búsqueda de empleo, para que los desplazados climáticos y demás personas que se encuentren en situaciones análogas de vulnerabilidad, puedan integrarse mejor.
- Invertir en proyectos para la generación del empleo, prestando especial atención a la agricultura, promover un espíritu empresarial innovador para incrementar las posibilidades de empleo a los desplazados climáticos.
- Capacitar a los desplazados climáticos para que puedan desempeñar correctamente las funciones sociales básicas, mediante programas de desarrollo de capacidades, como cursos de idiomas, la información cultural y de ciudadanía activa, y proporcionar espacios para la escucha recíproca y el intercambio cultural.
- Preparar a las comunidades que los reciben, mediante actividades de capacitación, que sensibilicen y faciliten procesos de integración.
En la segunda parte del presente artículo, abordaremos las restantes bases que establece El Vaticano, a través de las Orientaciones Pastorales sobre Desplazados Climáticos, un documento que puede ser rebatido, pero que no deja de llamar la atención porque la misma Iglesia Católica está consciente de la problemática global que implicará el desplazamiento, dado el pronóstico de un aumento en la potencia y repetitividad de los fenómenos hidrometeorológicos, como causa del cambio climático y el calentamiento global.
Vale la pena explorar este artículo y los planteamientos vertidos por el Vaticano, como entidad que dirige las tareas pastorales de la Iglesia, dada la importancia y la influencia que tiene entre sus feligreses, tanto en México, como en muchas partes del mundo, su labor para este caso va más allá del aspecto espiritual, se trata de planteamientos que abordan un panorama y proponen soluciones, a corto mediano y largo plazo, y que independientemente de las creencias religiosas de cada persona, nos habla de este gran problema que actualmente ya se cierne sobre las poblaciones y comunidades más vulnerables.
LUIS FAUSTINO MORA BRITO
Presidente de la Asociación Nacional de Profesionales en Resiliencia, A.C.
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