25 Ago Catástrofes una tras otra
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¿Que hace que a un evento que cause daños o lesiones se le considere catastrófico?
Dependerá por supuesto del factor del cual estemos contrastando y comparando. Para quien ha perdido su casa por un incendio, su catástrofe personal es de tal magnitud que instantáneamente se habrá visto privado de su forma de vida; el principio es igualmente aplicable para quien ha sufrido la muerte de algún o en carne propia una enfermedad. Es más, los seguros en gastos médicos les llaman así a padecimientos tales que por su propia naturaleza provocan en la persona una condición extrema de pérdida de salud, como sería un infarto, un derrame cerebral o una fractura que le deja cuadripléjico.
El daño o la pérdida será catastrófica para quien la sufre, pero como en todo, hay niveles. Si hablásemos de accidentes aéreos, nuestro marco regulatorio mexicano distinguiría el suceso por sus muertos o lesionados (o la inexistencia de ellos) y, ante fenómenos meteorológicos, para la SEMAR considerarían como evento catastrófico si supone la afectación de más de 40 personas.
Hemos planteado un par de supuestos, tanto de la importancia que reviste para una sola persona cuando un evento dañoso le alcanza, para asimilar que el suceso tiene otros alcances cuando afecta a un grupo de personas, por lo que el incidente comenzará a tener impactos crecientes desde muy locales, hasta regionales e incluso, mundiales.
¿Y si no hay daños materiales? Alrededor del mundo se han llevado a litigio la procedencia de reclamos en materia de seguros de pérdidas consecuenciales por pandemia. Quedó fuera de duda cuando una enfermedad incipiente en una ciudad, pero de transmisión aérea y altamente contagiosa (que la postre se le denominó Sars-Cov2 o Covid19 en forma económica) pasó de ser un hecho aislado que rápidamente escaló a niveles de epidemia y posteriormente para constituirse en una pandemia por las denominaciones establecidas por la OMS, acepciones que se refieren la primera a un evento de contagios masivamente en propagación en una zona concreta, a tornarse en una catástrofe de alcances mundiales. El país en el cual nació este contagio (China) aparentemente sufrió económicamente en menor medida las consecuencias que el resto del orbe.
¿Nuevamente, que es catastrófico para que una sociedad le reconozca como tal?
Está claro que sin importar si una sola persona sufre una afectación en él mismo, su familia o su patrimonio, el efecto en la salud y sus finanzas le serán tan catastróficos que cambiarán su modo de vida (o sobrevida).
Siguiendo la línea de análisis por eventos que no causan daños materiales, pero si impactos financieros (como el Sars-Cov2), en México las estadísticas formales del sector asegurador, dan cuenta que entre la población que tiene suscrito un seguro de gastos médicos el costo promedio de la atención hospitalaria es cercana al medio millón de pesos y el caso más costoso superó los treinta millones para atender al paciente y, en general, los hospitales en nuestro país están solicitando cantidades que pueden tener un rango de $250 mil a un millón de pesos, tan solo para recibir al enfermo, cuento con seguro o sin él. Hace algunos años, si hubiéramos realizado entre grandes CEO’s de empresas una encuesta considerando riesgos que considerasen que potencialmente podrían afectar sus operaciones, seguramente la pandemia no habría sido relevante o incluso tomada en cuenta. Como ejemplo, entre las más importantes Aseguradoras en 2018 salió al mercado un seguro que garantizaba la restitución de pérdidas puramente financieras por Pandemia y no se vendió una sola póliza.
Pero las pérdidas de unos son también los beneficios de otros, los hospitales están recibiendo ingresos extraordinarios, las farmacéuticas que han logrado vacunas viables también y otras tantas actividades vinieron a sumarse a la oportunidad de negocios y hubo mercancías y medicamentos que se posicionaron con una altísima demanda y escasa oferta que dispararon precios en beneficio de quienes manufacturaban por ejemplo, cubrebocas, alcohol gel y otros muchos insumos de limpieza de nivel hospitalario.
Entonces, si el evento dañoso llamado (Covid19) se volvió una enorme pérdida a nivel mundial por la ralentización de la producción y el consumo en muchas áreas, otras actividades y otros tipos de giros económicos se dispararon de tal manera que los efectos económicos mundiales no llegaron a niveles recesivos.
Entonces, el evento catastrófico Sars-Cov2 impactó la economía a niveles mundialmente tolerables, aunque los muertos se cuenten por millones, porque el flujo mundial cayó de manera importante, pero discreta para considerarse recesiva.
Veamos otro evento igualmente significativo por no causó daños materiales, como el encallamiento de un buque portacontenedores en el Canal de Suez y que literalmente casi paralizó el comercio mundial en muy pocos días, pues el paso estratégicamente construido para evitar fletamentos de mucho mayor riesgo y distancia al quedar inhabilitado apenas por unas semanas, tuvo como consecuencias que miles de buques quedaran a la espera, con sus cargas detenidas y obstaculizando prácticamente toda la cadena de producción mundial. Yo les llamo “Pérdidas de Segundo Orden”.
Este suceso desencadenó impactos secundarios, pero también medibles pues millones de contenedores quedaron varados y pronto se generó unos escases, tanto de contenedores marinos secos pero especialmente de los refrigerados o de otros que por tener características tan particulares y que el stock mundial no suele tener una reserva considerable, que rápidamente se ocuparon los existentes. ¿Solución fácil? Por supuesto que no, pues esos insumos varados o que ya no encontraban cupo también lo fueron alimentos y muchos otros de todo tipo de cadenas productivas que no se puede detener: Imaginemos, como ejemplo que en cárnicos los animales en las granjas siguen creciendo. Pongan cada uno los ejemplos que le parezcan razonables.
Este encallamiento de facto generó más retención de flujos mundiales y de haber sido de mayor tiempo, el impacto financiero podría haber superado entonces mucho otros como los que sí producen daños materiales, como la explosión en Bagdad hace poco más de un año, por proponer otro tipo de ejemplos.
Entonces, para nuestro caso como mexicanos que vivimos entre dos mares y sufrimos los embates de los huracanes (Como es el actualísimo caso de “Grace” que cruzó el territorio nacional) y otros temporales, a la par que convivimos en una tierra sísmicamente inestable, sabemos que ese tipo de eventos serán invariablemente catastróficos para toda la población, pues podríamos no sufrir daños en nuestros bienes y nuestras personas o bien que estos sean menores, pero otras afectaciones de Segundo Orden nos podrían afectar económicamente, por ejemplo que nuestro trabajo se pierda o se obstaculice durante un tiempo prolongado por causas asociadas al evento dañoso o la pérdida de vías de comunicación, suministro de servicios y todo aquello que se nos pueda ocurrir y lo he visto incontables veces.
Pero que también nuestro territorio tiene todo tipo de áreas expuestas a peligros diferentes, como sequias, donde es impresionante ver las imágenes satelitales donde un huracán cruza el territorio mientras en el noreste la sequía y la ausencia de nubosidades es absoluta, donde las enfermedades en las cosechas y que siendo altamente transmisibles pueden acabar con la producción de toda una zona agrícola; también podeos sufrir la afectación por contaminación de nuestros cuerpos de agua y los propios mares, a la vez que estamos incidiendo negativamente en nuestro entorno. Ya pagaremos esa factura también y si no lo hacemos nosotros, serán nuestros hijos
Que necesitamos para comprender que esos futuros habrán de causar catástrofes, así como hace poco más de año y medio soslayamos la posibilidad de que una pandemia y que una vez inserta, cambió nuestro modo de vida durante tanto tiempo… y esto tiene los visos de ser solo el comienzo.
Carlos Zamudio Sosa
Claims Manager
México Claims and Risk Management SC
Desde 2005 brinda servicios de consultoría “Risk Management” externo con atención a Asegurados en preparación para Inspección de Riesgo, análisis de contratos y control de sus licitaciones; asesor para acreditación de daño físico y consecuencial por siniestro por acompañamiento, asesoría y defensa técnica y jurídica por reclamos asegurados o afianzados.
Ha acreditado diversos cursos en diversas materias afines al Riesgo y la valuación del Daño Material, incluyendo terminar estudios de nivel
Maestría de Daños y Ajustes. Ha co-impartido 6 Diplomados en temas selectos de Gestión del Riesgo y Seguridad Industrial y acreditado ante la STPS.
Expositor invitado en Seminarios y Talleres y otros programas de desarrollo personal en seguros y colaborador para medios impresos y electrónicos especializados en Seguros y Fianzas.
Linkedin: https://www.linkedin.com/in/carlos-zamudio-sosa-6a67a922/
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