EL AGUA Y LA POLÍTICA EN HERMOSILLO - INCIDE
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25 May EL AGUA Y LA POLÍTICA EN HERMOSILLO

En 1997, Armando López Nogales llegaba a la gubernatura del estado con la prioridad que sigue vigente hasta el día de hoy, dotar de agua en Hermosillo; incluso pidió desde su campaña electoral a César Lagarda Lagarda buscara alternativas, viajando a tierras griegas e israelíes para conocer los nuevos esquemas tecnológicos y es en 1998 cuando se anuncia por primera vez el gran proyecto de desalinizar el agua de mar que garantizaba agua por 30 años.

Se generaron estudios, proyectos, licitaciones, diagnósticos, la promesa de reparar todo lo obsoleto y no hubiera fugas financieras por la red, mismo que sería 100% financiado por el banco mundial y tuviera una real posibilidad de recuperación económica. Para ello el presidente Ernesto Zedillo comprometió 700 MDP para poder brincar los obstáculos que le ponían a la empresa Unión Fenosa, ganadora de la licitación entre 11 empresas concursantes y que la inversión “no se fuera a un balde agujerado”.

Hasta aquí, viento en popa, parcialmente socializado y con la aprobación del alcalde, Jorge Valencia Juillerat; pero llega el año 2000, año electoral y el arribo de Vicente Fox a la presidencia de México, deteniendo lo prometido y de ahí se derivaron desencuentros entre el alcalde Francisco Búrquez y el gobernador, lucha que finalizó con la municipalización del agua y la no construcción de planta desalinizadora.

Dos años después, INCIDE es convocado, como sociedad civil, a coordinar el Foro del Agua, organizado por un partido político, encabezado por Claudia Pavlovich. No recuerdo otro Foro en donde 120 participantes daban sus puntos vista y que se lograron concretar acuerdos, haciendo a un lado colores partidistas, resaltando  la asistencia de Roberto Salmon de CONAGUA y de Enrique Martínez de Agua de Hermosillo, de gobiernos antagónicos al partido que convocaba y con coordinadores de lujo como Miguel Rangel Medina, Alejandro Puebla Gutiérrez, Manuel Ibarra Legarreta y Francisco Arreola Hoyos.

CONCLUSIONES (diciembre 2005 – febrero 2006)

  • No hemos aprendido a convivir con el desierto y hasta en nuestra vocación productiva no es la adecuada para la región.
  • Se basa principalmente su abastecimiento de la cuenca del río Sonora, la cual ha sido sometida a un desequilibrio derivado de las malas decisiones administrativas, mala planeación de las actividades productivas, el uso doméstico, la sobreexplotación y la situación climatológica (y ahora la contaminación persiste por el derrame de la mina).
  • Todas las administraciones se han preocupado por dotar de agua en su administración, sin importar la planeación futura. La presente administración ha tomado medidas emergentes para asegurar un abasto para la ciudad de 5 años. (Causó malestar gubernamental estatal porque avalaba el tandeo y tinacos implementado por alcaldesa María Dolores del Río y que un diario explotó en su primera plana en los primeros días del 2006).
  • Ante la dispersión de información, creación de bancos de información y consejos técnicos que garanticen la planeación de las obras, los proyectos, las inversiones y que no sea tomado como botín político. Así como de evaluar el costo-beneficio del Acueducto Novillo (visto con cierta inviabilidad por su dependencia de la naturaleza) y el de la Desalinizadora, actualizándolos y considerando los adelantos tecnológicos y generación de energía mediante fuentes alternas.
  • Desarrollar estímulos fiscales en el ahorro, reúso del agua y cosecha de agua.
  • Rehabilitación de la red de distribución donde se pierde el 34.6% del agua potable y tratamiento de las aguas residuales para evitar epidemias y daños ecológicos, aprovechando ese caudal en riego agrícola, de áreas verdes y uso industrial.   
  • Buscar las Fuentes Financieras, Internacionales o Nacionales y se sugiere la creación de un Fideicomiso para Obras Municipales.
  • Primordial una Legislación que permita mecanismos de Administración más eficientes, imparciales y con Participación Ciudadana.
  • Los Medios de Comunicación se deben capacitarse, otorgar espacios para promover la cultura del agua; y el compromiso del manejo objetivo, documentado al margen de criterios políticos o sensacionalistas.
  • Se propone la creación de un Programa para la Cultura Sustentable del Agua.

Aunque de todo esto algo se hizo en administraciones municipales posteriores, sin embargo la politización si hizo de las suyas, sobre todo durante el gobierno del Guillermo Padrés con el Acueducto Independencia. No recuerdo que las administraciones de Claudia Pavlovich o Eduardo Bours, le entraran de lleno al tema, pero espero que ahora sí, los gobiernos federal, estatal y municipal, sepan ponerse de acuerdo, escuchar a la sociedad, a los especialistas y velen verdaderamente por el derecho humano que sus gobernados tenemos al agua y a la vida.