¿Y YO QUE GANO? O LA MODA DE SER RESILIENTE - INCIDE
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25 Mar ¿Y YO QUE GANO? O LA MODA DE SER RESILIENTE

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El mundo empresarial es de lógica económica, tiene que existir una promesa de beneficio donde quiera que el empresario invierta su liquidez, su tiempo y esfuerzo, su experiencia y su capacidad. El deseo lícito de ganancias realmente mueve el mundo y hoy este se organiza alrededor del capital; incluso en países que se plantean otros modelos económicos y sociales de todas formas venden algo de lo que poseen, pero indistintamente, alguien o un grupo se benefician.

Lamentablemente ocurre que se aprovecha por líderes sociales el descontento por el equitativo reparto económico y se aprovecha para polarizar al desprotegido en contra de aquel que es poseedor de capital (pero también del riesgo). Son ciclos históricos y sociales de descontento que se aprovechan por unos en menoscabo de otros, donde una gran capa social queda en medio; en respuesta habrá personas que den por sentado que todos deberían ser iguales, como habrá elites que dependen de la persistencia en el tiempo de que subsista una estratificación social y que, en nuestro mundo de complots, no sería irracional asumir que realmente se propicien políticas para garantizar la continuidad de esas condiciones.

Por supuesto que el juego de correlaciones no es tan elemental, en el juego monetario intervienen otros actores que también toman algún nivel de control en la diversidad económica, como el llamado “crimen organizado” e, incluso otras organizaciones que con otras orientaciones o bajo la bandera del deporte mundial, la salud, la religión, etc. se insertan en el entramado del dinero con tanta eficacia que no se pueden modelar cambios de mediano y largo plazo, si no se les incluye en las ecuaciones.

Por tanto, el reduccionismo que aquí mismo se plantea no hace justicia ante la complicada intervención que cuando hablamos de “resiliencia” debe comenzar por alguien, pero lamentablemente vivimos en una sociedad que espera que sean “los demás” quienes actúen en consecuencia, pues se ha insertado en la psique de las personas comunes de prácticamente cualquier estrato social, referente a que están impedidas para actuar en el beneficio social; se les ha desvinculado del ejercicio de derechos reales.

Se espera que sea el Estado, con su capacidad de intervención quien imponga medidas y las haga cumplir, pero que resulta poco factible sin el supuesto de la contraparte “compromiso” de los demás intervinientes, personas, empresas, y entidades sociales. El supuesto es idéntico cuando se presume que el empresario debe ser de manera exclusiva el proponente y actor principal, cuando no el único, para introducir acciones resilientes de tan alto impacto que supla las insuficiencias gubernamentales o absorba los costos de la población general.

Así que es comprensible asumir que, para quien sufre de manera ordinaria las consecuencias de las fuerzas económicas de las que se engrana en subsistencia, inserte en su ADN la aceptación tácita de que ni le compete actuar, ni pretende alterar en esencia su condición, especialmente si tiene un nivel aceptable de estabilidad.

Entre estos vaivenes en el año de 2017 se estableció una Norma (la ISO 22316) considera principios, atributos y actividades que literalmente cualquier organización debe considerar para mantener y mejorar su resiliencia, su habilidad para adaptarse en un entorno en constante cambio para cumplir sus objetivos y prosperar a lo largo del tiempo; como es usual y porque debe proteger sus intereses, es el empresario quien más rápidamente se anticipa y promueve cambios.

No es ocioso entonces que el inversionista, como siempre, se pregunte ¿Y yo que gano? o como en aquella fabulosa caricatura dende “Picapiedra” pregunta: ¿Quién Concibió esto? ¿Qué beneficios aporta?… Concedido.

En resumen ser resiliente, al menos empresarialmente, los principios normativos y recogidos por la Norma incluyen lo que ha sido y seguirá siendo motivo de estudio organizacional, como es alinear visión, misión y valores y comportarse en congruencia, entender sus contextos operativos y encontrar como incidir en ellos; generar condiciones que le permitan absorber, adaptarse y responder permanentemente al cambio. Ser resiliente es inherente a contar con un buen gobierno corporativo y de gestión, así como impulsar en su interior la diversidad de habilidades, nuevos liderazgos, el desarrollo del conocimiento y la suma de las experiencias,

Pero es fundamental dentro de tales considerandos el dar la preponderancia que requiere una eficaz gestión del riesgo; nadie quiere perder y, de hecho, la presunción básica es que, de no actuar y no intervenir, en el largo plazo las condiciones se alterarán tan esencialmente que no permitirán la continuidad de la organización. Ser resiliente en primera instancia es intervenir para evitar el futuro negativo, antes que adaptarse a las condiciones que provocaron daños y pérdidas.

Por inadecuada concepción podríamos haber empezado a igualar la resiliencia con la histórica capacidad del mexicano para “aguantar” y no con la posibilidad, también histórica, de anticipar e incidir para que el cambio resiliente sea siempre positivo.

En caso contrario, el empresario también caería en el reduccionismo de pensar que solo se trata de otra obligación por cumplir, como el ser “Socialmente Responsable” y peor aún, confundirlas e igualarlas. Nos quedará una hipótesis por probar: Que no se puede ser un organismo resiliente o socialmente responsable si no incluye a la sociedad en su conjunto.

Carlos Zamudio Sosa

Claims Manager

México Claims and Risk Management SC

Desde 2005 brinda servicios de consultoría “Risk Management” externo con atención a Asegurados en preparación para Inspección de Riesgo, análisis de contratos y control de sus licitaciones; asesor para acreditación de daño físico y consecuencial por siniestro por acompañamiento, asesoría y defensa técnica y jurídica por reclamos asegurados o afianzados.

Ha acreditado diversos cursos en diversas materias afines al Riesgo y la valuación del Daño Material, incluyendo terminar estudios de nivel
Maestría de Daños y Ajustes. Ha co-impartido 6 Diplomados en temas selectos de Gestión del Riesgo y Seguridad Industrial y acreditado ante la STPS.

Expositor invitado en Seminarios y Talleres y otros programas de desarrollo personal en seguros y colaborador para medios impresos y electrónicos especializados en Seguros y Fianzas.

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