13 Ene ¿Y ahora qué sigue?
Nadie puede ayudarnos, más que nosotros mismos. El escenario global con todos sus fenómenos recientes, solo nos confirma la frágil que es nuestra organización social. Fenómenos como el reciente episodio suscitado en el capitolio de los Estados Unidos de América, otrora ejemplo de sociedad civil de primer mundo, con respeto a la ley y los derechos de terceros y líder mundial de la democracia, aunado al hecho de suceder simultáneamente incluso bajo el fenómeno Covid 19 y todo lo que ello implica, es una muestra más de que el Status Quo es en realidad una falsa ilusión de estabilidad.
Nuestra organización social hoy está comprometida, ante una incipiente crisis de identidad social, que se ve hoy por hoy ante el reto principalmente de la falta de congruencia colectiva y lo difícil que se ha vuelto lograr establecer un valor básico para la buena conducción de la vida en sociedad, la empatía.
El reto al que nos enfrentamos es mayúsculo, no solo porque nos hemos dado cuenta que la buena voluntad de algunos no es suficiente; parte del resultado de estar en código rojo tiene orígenes que vienen mucho antes de la pandemia. Como sociedad nos hemos equivocado en varios aspectos, que en conjunto nos pueden llevar a un fracaso colectivo mayor. El remover de la educación básica las clases de civismo es por ejemplo, a mi parecer, un gran desacierto en la academia, que ha derivado en la falta de muchos valores básicos para lograr tener una sociedad que actúe a favor del beneficio colectivo, que redunde en la seguridad individual. El respeto, la corresponsabilidad, el trabajo en equipo, la identidad nacional, entre otros.
En la familia en general, somos parte de una generación donde se desvanecido el respeto irrestricto a la autoridad parental, con sus excepciones por supuesto, pero que en su mayoría ha convertido la tolerancia en indisciplina, bajo el pretexto del derecho a un desenvolvimiento menos invasivo. Así mismo en la iniciativa privada y en las instituciones públicas, se requiere de un replanteamiento que visualice el privilegiar las capacidades antes que las militancias, la preparación por encima de la correligionareidad.
No es un tema menor, estamos entre otras cosas, pandemia y todo, en un año electoral, convertido éste ejercicio en un llano e imperfecto concurso de popularidad. Vaya abyección que comanda los destinos del futuro inmediato.
Hoy más que nunca debemos de aportar desde nuestros respectivos círculos de inferencia, acciones que promuevan que el destino de nuestra sociedad esté en manos de personas preparadas para desempeñar las tareas, sobre todo aquellas que tienen un impacto en toda o en gran parte de la sociedad.
Para los profesionales, el reto es la constante superación y entender que el aprendizaje es un ciclo continuo, encontrar o crear espacios donde puedan (mos) desarrollar talentos, aportar al crecimiento de otros, debatir y generar sinergias. Para los organismos empresariales, potenciar sus capacidades de generar negocio a través de acciones de mejora continua y de manera indirecta pero segura, a través del apoyo y fomento a la investigación y el desarrollo. Hoy más que nunca se requiere del empoderamiento de los colegios de profesionales, redirigiendo sus esfuerzos a certificaciones y estándares internacionales. La función pública está ante la imperiosa necesidad de reinventarse, a través del fomento de acciones de profesionalización profundas, efectivas y que la redignifique. No hay otro camino si queremos que efectivamente la calidad (y esperanza) de vida de nuestra sociedad se incremente.
Dentro del campo de la industria inmobiliaria existen varias perspectivas desde las que se pueden llevar a cabo acciones como las que he mencionado anteriormente, pero para el régimen de propiedad en condominio el solo hecho de ser parte del mismo, ingresa al condómino a un micro entorno de corresponsabilidad social que depende en gran medida de la capacidad de organización y principalmente cultura de los que integran el régimen, cada condominio es un fiel reflejo del nivel de cultura de sus habitantes. Así tal cual sucede con los habitantes de municipios, los estados y los países, solo que aquí se nota más porque el “laboratorio” es más pequeño.
Actualmente podemos aprovechar esta forma de organización social-inmobiliaria, para tener entornos con mayor grado de madurez social, si bien este esquema está supeditado a las autoridades municipales, estatales y federales, la realidad es que provee un desarrollo comunitario más efectivo, mediante el aprovechamiento de sinergias colectivas que redundan en una mejor calidad de vida, diferenciada de aquellos entornos que no están organizados de ésta manera.
En Sonora, la propiedad en condominio está regulada por la ley de propiedad en condominio de inmuebles publicada en el boletín oficial el 19 de Diciembre del año 2016, la cual logró para este esquema de organización, grandes avances en materia de gobernabilidad, corresponsabilidad, obligatoriedad, etcétera, pero hoy quiero destacar el proceso que se llevó a cabo para que esto fuera posible. Esta ley, es el resultado de diversas jornadas de trabajo en las cuales se recopilaron los puntos de vista de profesionales de distintas áreas del sector, como lo fueron los integrantes del Colegio de Notarios del Estado de Sonora, de funcionarios del Instituto Catastral y Registral del Estado de Sonora y de la Secretaría de Economía, de empresas desarrolladoras de vivienda y de otras dedicadas a la prestación de servicios de administración de condominios, de asesores inmobiliarios profesionales, así como de reconocidos juristas especialistas en la materia condominal. Así con el compromiso de todos, se logró que fuera contemplado en ésta ley, la obligatoriedad de las autoridades de fomentar una cultura condominal, se establecieran mecanismos para la solución de conflictos y se dotara de facultades a una autoridad para sustanciarlos. Si bien aún hay tareas pendientes en el ordenamiento jurídico de éste régimen de propiedad en el Estado, como es el reglamento de ésta ley, es importante mencionar que este gran ejercicio puede ser replicado en distintas áreas de nuestra sociedad, si se fomenta la participación de profesionales.
Es evidente, ante los resultados que tenemos como sociedad en el sector salud, que los decretos, semáforos y otras acciones paliativas poco pueden hacer, si la sociedad en sí misma no lleva a cabo acciones de reflexión y convicción para hacer bien las cosas. Estamos ante un escenario que siempre puede ser peor, si no atendemos lo que como individuos nos toca, nunca como hoy aplica la analogía de la aportación del grano de arena para lograr crear un muro de contención. Pero estamos también ante la oportunidad única de ser el gran ejemplo diferenciador que logre crear una cultura verdaderamente resiliente, que no es otra cosa que perseverar de manera analítica e inteligente, en un esfuerzo permanente para salir adelante y mejorar nuestras propias situaciones. Se tiene que trabajar desde las bases, pero también desde el ejercicio cotidiano profesional, desde las cámaras, publicas y privadas, tenemos a los especialistas y expertos, ojalá y se trabaje intensamente en la exigencia de tener en cargos públicos sean o no de elección popular, a gente capaz.
Siempre he comentado que debiera ser una obligación para quien aspire a un cargo de representación, haber cumplido con la ley, entre otros requisistos que debieran ser indispensables, pero específicamente en algo que tendría que ser básico: tener completa, cuando menos, la educación básica obligatoria. No es un sinsentido, si a la sociedad se le está ordenado cumplir una educación básica obligatoria que incluye primaria, secundaria y preparatoria, quizá en el congreso por ejemplo, otros resultados se tuvieran si quienes aspiren a una curul, tuviesen como requisito haber cumplido con su obligación civil académica. Es simplemente una propuesta que encuentro bastante obvia, que quien vaya a legislar, haya cumplido con la ley, al menos en el más básico de sus aspectos, tener como mínimo lo que a todo civil se le obliga (educación básica obligatoria hasta la preparatoria). Si bien hay algunos otros cargos públicos para los cuales es requisito alguna preparación académica, lamentablemente, son los menos.
Tenemos en Sonora diferentes grupos que se han destacado por la permanente actualización y distinguida representación profesional de quienes lo integran, como lo es el Consejo INCIDE, una cantera de profesionistas multidisciplinarios que se distingue por la capacitación continua y el acopio de diferentes reconocimientos profesionales, nacionales e internacionales, de quien por cierto su actual presidente y uno de los principales promotores de esta organización, se encuentra entre los aspirantes al cargo de Rector de la máxima casa de estudios del Estado, la Universidad de Sonora, y aprovecho éste espacio para desearle éxito. A Grupo Madrugadores de Hermosillo, por poner otro ejemplo, de ciudadanos de bien, comprometidos con el análisis del entorno ciudadano, con un foro permanente de análisis social donde asisten semanalmente, empresarios, políticos, funcionarios, activistas y académicos a exponer y cuestionar sus proyectos de impacto social. Y puede haber tantos otros como cada colegio de profesionales, algunos otros foros y mesas de dialogo más que quizá hoy aquí no identifico, pero que lo importante es que como sociedad entendamos que hay que seguir promoviendo estos espacios de participación de ciudadanos, de debates constructivos, que generen mediante análisis, argumentos, y privilegiando las coincidencias, mejores condiciones y progreso para todos.
Esperemos que nuestra sociedad, eventualmente se distinga por el crecimiento en base a la participación y corresponsabilidad, que se finque en el reconocimiento y el ejercicio de las acciones basadas en el civismo, en el debate respetuoso de ideas, y con madurez, entendamos que el crecimiento social se logrará a partir del ejercicio profesional y multidisciplinario de ciudadanos y funcionarios comprometidos con el impacto que se genera desde lo individual hacia lo social, desde lo profesional a lo colegiado, y desde lo local a lo global. La respuesta está en lo más cercano, y si entendemos que solo mediante el reconocimiento de una redefinición del pacto social, que implique principalmente la corresponsabilidad individual, quizá entonces tendremos las bases para crear una sociedad más igualitaria, pero principalmente más saludable y próspera.
Esto implica reconocer que no es mediante la intervención de una sola persona en la que se depositan al mismo tiempo, las mayores virtudes y los peores vicios, dependiendo de qué lado se esté, un fenómeno recurrente en cada elección, ciega e incuestionable apreciación de virtudes, cero espacios, ni aun el más mínimo para la autocrítica o para el análisis objetivo de áreas de oportunidad. Un ejercicio luego, de porras y porros, rapaz y poco de civilizado. Que no pocas veces deja de lado la objetividad.
Es por el contrario a ello, la suma de esfuerzos, el fomento a la cultura, a la empatía, el valor al trabajo y a la cultura del esfuerzo, que a muchos nos han enseñado en casa, como lograremos integrar una organización social eficiente y efectiva, que salga adelante, que aprenda de sus errores y que tenga la madurez para reconocer cuando la estrategia es efectiva, pero también cuando algo no está funcionando, y ahí, a tiempo, replantear el curso, sin adoración ni fobias. Objetivo. Sin burbujas, es complejo, pero posible.
Ante un escenario cada vez más complejo, e inimaginable, ¿Qué sigue?, sigue empezar a tener madurez y aceptar que en cada uno de nosotros esta la respuesta, tener conciencia de que nadie va a venir a rescatar lo que nosotros mismos no recatemos, a poner los pies en la tierra y si aún no abrimos los ojos y nos damos cuenta que nuestro entorno social más directo, nuestra familia, amigos y compañeros de trabajo se están viendo afectados seriamente, o si no lo vemos porque quizá estimad@ lector tienes accesos a “otras redes sociales” las cuales no se han convertido, como las mías, en un permanente obituario, principalmente por la falta de empatía, de civismo y corresponsabilidad, es que aún estamos lejos de trabajar en lo más básico. La solución esta desde lo local, no vendrá de fuera, o de algún impecable virtuoso que transformará nuestra realidad de manera mágica. Ni de una potencia extranjera, ni siquiera de instituciones locales, si será, será desde aquí, de nuestros propios esfuerzos, porque la solución está en cada uno de nosotros.
Aún con todo lo que ha pasado, todavía hay tiempo de salir adelante. Vamos, #AcercateALosExpertos y #NoBatalles, fomenta desde tu trinchera un nuevo pacto social, que privilegie la sensatez, la objetividad y la necesidad de poner en manos de expertos lo que requiere un trabajo profesional, es la única vía. Somos más los buenos, son tiempos de demostrarlo.
José Alberto Vélez Véjar
Es Ingeniero Industrial por el Tecnológico de Hermosillo, cuenta con Maestría en Ciencias en Ingeniería
Industrial con especialidad en optimización de procesos, especialidad en Valuación Inmobiliaria y
estudios de Doctorado en Administración Pública especializado en reglamentación de Condominios.
• Responsable del Comité de Bienes Raíces de la Comisión Sonora-Arizona.
• Director de Relaciones Inter institucionales y logística del Instituto Catastral y Registral del Estado de
Sonora.
• Miembro del Colegio de Valuadores Profesionales del Estado de Sonora y del Instituto Mexicano de
Valuación de Sonora, A.C.
• Miembro de la Federación Mexicana de Edificios y Condominios, FEME.
• Consejero para la elaboración de la Ley de propiedad de inmuebles en Condominio para el Estado de
Sonora, la Ley Catastral y Registral del Estado de Sonora, la Ley de Ordenamiento y desarrollo urbano y el
proyecto de Ley de Asesores Inmobiliarios, junto al Centro de Investigaciones Parlamentarias del
Congreso del Estado de Sonora.
• Catedrático de la universidad de Sonora en el Diplomado de Profesionalización de Agentes Inmobiliarios
para la obtención de la Licencia Inmobiliaria.
• Asesor y afiliado Institucional del Consejo de Asociaciones Inmobiliarias del Estado de Sonora.
• Miembro de Grupo Madrugadores de Hermosillo A.C.
• Consultor sobre leyes relacionadas al sector inmobiliario para la Secretaría de Economía, la medición
Doing Business del World Bank.
• Director General de Servicios Informáticos del Instituto Catastral y Registral del Estado de Sonora del
2009 al 2015.
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