05 Abr LA EXISTENCIA DEL MAL
En éstas últimas semanas he participado en diversos eventos relacionados desde nuestra óptica de ingenieros civiles, empresarios, organismos gremiales y especialistas en la gestión de riesgos, en foros encaminados a apoyar acciones encaminadas a rescatar y/o fortalecer los valores humanos, desde la educación inicial.
En mis años de experiencia, observación, enseñanza y estudio, no me queda duda, que la ausencia de los valores son una de las principales causas de la materialización del desastre; es decir, siempre se culpa al fenómeno perturbador y a la ingeniería en el colapso de un edificio, cuando en muchos casos fue la falta de ética del ingeniero lo que causó el desastre, obvio si, con la combinación de la intensidad de impacto del fenómeno perturbador (pero eso sí se puede prevenir desde las aulas, para algo se estudia ingeniería, para el dominio de la física), hemos podido constatar que aunque no te enseñan a ser corrupto en las universidades, tampoco te enseñan a no serlo, y al egresar impera la mentalidad de “el que no tranza no avanza” ….. esto sólo como un botón de muestra para matizar la idea, imaginemos otros grandes desastres.
Estas ideas me llevan a pensar en la necesidad de fomentar la ética desde la educación básica hasta la Universidad, así como en los valores que se deben de inculcar, de pensar en los demás, de ser empáticos y congruentes, disciplinados y considerando siempre en el bien interno y el bien común.
Eso me llevó a asistir a tres jornadas de la consulta a los contenidos educativos, en Hermosillo, Puebla y Cuernavaca., opinando como maestro, como padre de familia y como organismo de la sociedad civil (OSC), respectivamente; ya que INCIDE cuenta con los elementos para hacerlo y en los tres casos con la asesoría de la RED Profesional por los Derechos Humanos y su grupo de especialistas en la materia.
Debo mencionar que la convocatoria por parte de las autoridades fue pública. Es así que iniciamos una cruzada para invitar y darle voz a quienes no contaban con la CLUNI (Clave Única de Inscripción otorgada por el gobierno federal) para poder opinar. Me entusiasmó atestiguar que más de 250 organizaciones locales y nacionales, de diversa índole, profesionales, empresariales, sociales, de familia, se sumaron a nuestra propuesta, misma que convocamos por redes sociales, sin embargo, debo de resaltar que la mayoría nada tenían que ver con estos temas, lo que me hizo ratificar mi creencia que la gente buena, que cuenta con especialidad en diversas disciplinas, espera liderazgos para decidirse a participar activamente, ya que se sienten solos y no se animarán a dar una opinión contraria a las corrientes de moda, al sentirse señalados como anticuados.
Por ello creí que muchas de las organizaciones “con más enfoque, conocimiento y experiencia” en estos temas, evitando poner siglas o causas para no herir susceptibilidades, ya estaban participando o estarían presentes en la reunión de Cuernavaca, lamentablemente no fue así y fui testigo de ello.
Esta una narrativa que hago con cierta decepción, porque veo a organizaciones en redes sociales desgarrándose las vestiduras, pero no las veo participando en espacios en donde podemos hacer la diferencia y nos dan voz para hacerlo; posiblemente bajo argumentos de no participar para no validar un resultado ya preestablecido, pero les comento que sólo con la apatía ya lo valida porque no se dieron la oportunidad de manifestar y hacer patente el descontento o la presentación de una propuesta alterna a lo que autoridad quiere imponer.
Por ello ahora me queda más clara aquella historia (desconozco si en realidad sucedió, pero se me hace ilustrativa) que narran del joven Albert Einstein, al ser cuestionado por su profesor – “Si Dios creó todo, entonces Dios hizo al mal, pues el mal existe, y bajo el precepto de que nuestras obras son un reflejo de nosotros mismos, entonces Dios es malo”.
Él respondió preguntando si el frío o la oscuridad existían, en ambas preguntas el profesor tajantemente respondió que sí.
– De hecho, señor, el frío no existe. Según las leyes de la Física, lo que consideramos frío, en realidad es la ausencia de calor: “Todo cuerpo u objeto es susceptible de estudio cuando tiene o transmite energía, el calor es lo que hace que dicho cuerpo tenga o transmita energía. El cero absoluto es la ausencia total y absoluta de calor, todos los cuerpos se vuelven inertes, incapaces de reaccionar, pero el frío no existe. Hemos creado ese término para describir cómo nos sentimos si no tenemos calor”.
– La oscuridad tampoco existe. La oscuridad es en realidad ausencia de luz. La luz se puede estudiar, la oscuridad no, incluso existe el prisma de Nichols para descomponer la luz blanca en los varios colores en que está compuesta, con sus diferentes longitudes de onda. La oscuridad no. Un simple rayo de luz rasga las tinieblas e ilumina la superficie donde termina el haz de luz. ¿Cómo puede saber cuan oscuro está un espacio determinado?. Con base en la cantidad de luz presente en ese espacio, ¿no es así?. Oscuridad es un término que el hombre ha desarrollado para describir lo que sucede cuando no hay luz presente.
– Por lo mismo, el mal no existe, más que definirlo como un propósito en sí, podríamos considerarlo simplemente como la ausencia del bien, al igual que los casos anteriores es un término que describe esa ausencia de Dios. El mal es el resultado de que la humanidad no tenga al bien presente en sus corazones. Es como resulta el frío cuando no hay calor, o la oscuridad cuando no hay luz.
Por lo tanto, la maldad de terceros que podamos “señalar” en los programas educativos futuros y sus consecuencias para nuestros hijos, va asociada a nuestro papel para actuar en consecuencia. Me queda claro que tenemos un grado de responsabilidad por el nivel de indolencia, indiferencia o ignorancia de quienes verdaderamente podemos hacer algo, es decir la ausencia de medidas reales y contundentes de quienes decidimos hacer el bien como individuos y como organizaciones.
Agradezco a quienes se sumaron a este esfuerzo e invito a más a hacerlo, ya sea con nuestra propuesta (publicada en la edición pasada) o directamente en la plataforma de la Secretaría de Educación Pública; seamos esa la luz, ese calor y ese bien que el país necesita. Todavía estamos a tiempo.
Y eso me lleva a pensar ¿en qué más somos omisos como sociedad y le echamos la culpa a los demás?
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GUILLERMO MORENO RIOS
Ingeniero civil, académico universitario, empresario, comunicador, especialista en gestión y transferencia financiera de riesgos, coordinador de la RED Profesional por los Derechos Humanos y fundador de Consejo INCIDE, A.C.
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