FUENTES URBANAS EN HERMOSILLO - INCIDE
17623
post-template-default,single,single-post,postid-17623,single-format-standard,vcwb,ajax_fade,page_not_loaded,,qode-title-hidden,side_area_uncovered_from_content,qode-theme-ver-8.0,wpb-js-composer js-comp-ver-5.0.1,vc_responsive

16 Jul FUENTES URBANAS EN HERMOSILLO

Texto: Ignacio Lagarda Lagarda, Cronista Municipal de Hermosillo

Fotos: Javier Yanajara Mora

 

El término fuente proviene del latín fons-tis, que significa: lugar donde brota agua procedente de una corriente subterránea. La palabra se encuentra vinculada al agua: una fuente es el manantial que brota de la tierra y el aparato que expulsa agua en plazas, calles, casas o jardines. En este último caso, la fuente suele ser decorativa, con esculturas y figuras que la embellecen.

 

Arquitectónicamente, se entiende por una construcción situada en jardines, casas, calles o plazas con caños por los que sale el agua que ha sido conducida desde manantiales o depósitos tienen una fuente de mármol en el jardín.

 

En un principio las fuentes cumplían con un rol funcional, se hallaban en las plazas o lugares céntricos de los pueblos para abastecer de agua a los habitantes y calmar la sed de sus animales. Solían ser lugares de encuentro que propiciaban las relaciones sociales de la comunidad.

 

La primera referencia a una de ellas se halla en una crátera italiota de mediados del siglo IV a. C. en que puede observarse a una mujer junto a un pilón de una fuente, con forma de plato cóncavo sostenido por una columna acanalada con doble basamento circular. Otra de las primeras fuentes se registra tallada en piedra en Tello (Babilonia) 300 años a. C.

 

En la Edad Media, la cultura islámica elaboró bellos ejemplos del fuentes en edificios privados y zonas públicas, tales como palacios, patios, jardines, plazas y mezquitas, combinando la utilidad con la belleza, sirviendo estas también para aclimatar los citados espacios.

 

En Europa, los artistas y arquitectos renacentistas mostraron su ingenio y destreza en hermosos diseños de fuentes, tanto públicas como de uso privado, culminando en los abigarrados conjuntos escultóricos de las fuentes barrocas.

 

En la pre modernidad las fuentes públicas se situaban en puntos estratégicos como plazas, garitas, conventos y templos; su accesibilidad y gratuidad permitía el uso popular de ellas para abrevar animales, labores domésticas o simplemente refrescarse.

 

Con el paso del tiempo y el desarrollo del conocimiento sobre la naturaleza y el dominio de técnicas, se construyeron pozos y fuentes de agua artificiales para abastecer a las ciudades dando paso al desarrollo de las urbes alejadas de las fuentes naturales y las fuentes comenzaron a convertirse en objetos de la arquitectura y obras artísticas.

 

Así, los acueductos y fuentes fueron un elemento de presencia constante en las primeras ciudades, su función no solo era para abastecer de agua sino que además fungían como puntos de reunión y convivencia. Pero con la llegada de la modernidad, la revolución sanitaria produjo un cambio cultural y tecnológico en las fuentes urbanas.

 

En la época del Porfiriato, al menos en los espacios públicos destinados para la élite, el propósito de las fuentes era la de embellecer y proporcionar un ambiente de recreación y esparcimiento al estilo europeo. Por lo que estos lugares se relacionaban a prácticas de cortejo de parejas enamoradas e inspiración de poetas o artistas.

 

En la época moderna el agua seguía distribuyéndose por fuentes para la clase popular, mientras que para la élite era a través de una red de tomas domiciliaria. Esto permitió que poco a poco las fuentes adquirieran una nueva connotación ornamental en los espacios públicos y con ello su función social.

En la actualidad, su función no es ya la de abastecer agua a la ciudad, continúan siendo elementos de ornato, pero con otro sentido. Hoy son de tipo interactivo, aplicando sistemas de programación de luz y sonido, e incluso su mismo diseño, paradójicamente es inexistente al ser fuentes de piso por ejemplo.

En los centros históricos y zonas aledañas se han producido obras de revitalización, remodelación o restauración de las plazas públicas donde se ha enfatizado la colocación de las fuentes interactivas de tipo juego de niños. Además de embellecer los espacios públicos han promovido un uso masivo de ellos, prácticas de sociabilidad, lúdico-recreativas. Estas fuentes en la ciudad tienen una ambivalencia, dar un espectáculo embelleciendo las escenas urbanas y por otro ser elementos de diversión.

Una fuente, como elemento arquitectónico de un espacio urbano o doméstico, es un ingenio hidráulico compuesto por caños, grifos o surtidores de agua, y uno o varios pilones, pilas o estanques. Puede tener uso utilitario, ambiental o decorativo. Hoy en día son habituales en patios, jardines, plazas, o en lugares singulares de la ciudad, embelleciéndolos y resaltando su importancia.

En Hermosillo la primera fuente pública data del 30 de junio de 1819, cuando fue inaugurada en la glorieta que desde 1787 hasta 1875 se conoció como la Plazuela del Espíritu Santo, que no era muy grande y consistía en un hermoso cisne negro que todo el día arrojaba agua por su pico. La plazuela estaría localizada hoy por la calle Comonfort frente a la plaza Alonso Vidal. Todavía en 1905, la fuente estaba colocada en el mismo lugar y después aparece en una foto localizada en el interior de la casa particular del gobernador Luis Emeterio Torres, localizada donde actualmente esta la Secundaria Estatal Núm. 24 Prof. Alejandro Sotelo Burruel.

Al describir la casa del general Torres en su libro “Dejaron huella en el Hermosillo de ayer”, don Fernando A. Galaz dice lo siguiente:

 

“En el centro, una hermosa fuente con plantas acuáticas de la que erguía de su centro la silueta de una garza, introduciendo al agua su enorme pico, para atrapar al pececillo incauto, de tantos que en el líquido se refocilaban.”

La segunda fuente en la ciudad fue la fuente de Las Ranas inaugurada en 1900 en el jardín frontal del hospital civil, que consistía en cuatro ranas que permanentemente echaban agua por sus hocicos. El hospital civil se encontraba localizado en la manzana comprendida por las calles Del Oriente (Monterrey), Campeche (Plutarco Elías Calles), Guamuchilares (Jesús García) y Manuel González.

 

El hospital fue derrumbado en 1948 y en su lugar se construyó la Plaza El Mundito y el Preescolar Ignacia E. de Amante. La fuente aún se encuentra en ese lugar, considerándose la fuente aún existente más antigua de la ciudad.

 

La tercera fuente de la ciudad fue inaugurada la mañana del 15 de septiembre de 1910, con motivo de los festejos del centenario de la Independencia de México por el gobernador Luis Emeterio Torres, que consistió en una fuente pública con un tritón de bronce en medio, localizada en la Plaza El Fresno en las calles Celaya (F. Salido) y Comercio (Sufragio Efectivo), en lo que hoy sería la calle Dr. Paliza y Boulevard Rosales, precisamente contra esquina del actual Colegio de Sonora.

 

“Todo el interior se decoró con pintura de aceite color verde jaspeado de tenue blanco y en medio se levantó una muy artística fuente de agua que poco después la derribaron, para poner un aborto de cemento.”

 

Durante la administración del gobernador Rodolfo Elías Calles (1931-1935), al remodelarse el Parque Madero, en su interior se construyeron dos pérgolas de madera rodeadas de plantas que al poco tiempo las cubrieron de flores, y en su entorno se construyó una fuente de base poliédrica y aguas saltarinas que después fue derribada.

 

En esa misma época, al oeste del mismo Parque Madero se construyó una fuente de base redonda con una fuente de tres pisos.

 

La segunda mitad de los años cuarenta, en la esquina de la calle Juárez y las vías del ferrocarril, frente a la estación del tren y el Hotel Lourdes propiedad de Vicente Contreras Calles, el presidente municipal Roberto Romero (1946-1949) construyó una fuente con una base de cinco niveles con formas de flor de loto, con una columna de unos seis metros de altura. Se le llamó La Fuente de colores porque en la base tenía instalados focos de colores verde, rojo, amarillo y azul, que daban la falsa ilusión de que las aguas tenían esos colores, por lo que muchos de los adolescentes de ese entonces y gente de los pueblos que llegaba de visita a la ciudad, iban a verla y recogían agua para llevar a casa con la ilusión de llevar agua de color.

 

El jueves 17 de Septiembre de 1959, en el marco del remozamiento del Parque Madero, en el mismo sitio donde estaba la fuente de base redonda con una fuente de tres pisos, se inauguró una moderna gran fuente de tres niveles con aguas saltarinas en un terreno sobre elevado rodeado de un hermoso jardín.

 

A inicio de los setenta, en la esquina de la calle Galeana y bulevar Hidalgo, en la colonia Centenario, se construyó una fuente de piso con aguas saltarinas.

 

A partir de entonces se siguieron construyendo fuentes públicas de todo tipo en la ciudad, tanto en las áreas públicas como privadas, llegando a sumarse hasta este 2018 en 34 mas de las ya mencionadas, de todas las formas, tamaños y colores.